1810 La "revolución de Mayo"
La revolución en Buenos Aires
Revolución y legalidad: conceptos
Una revolución es una transformación profunda de una sociedad determinada,
debido a la toma del poder por una clase o grupo social que antes estaba marginado del
mismo. Es decir que se produce una revolución cuando los que toman el poder
cambian o tratan de innovar aspectos importantes de la vida de esa sociedad,
favoreciendo a sectores más amplios que los que anteriormente se beneficiaban con la
política que se llevaba a cabo.
Cuando el cambio violento de gobierno se produce simplemente a fin de reemplazar a
los gobernantes, sin buscar transformaciones, o para beneficiar a una oligarquía, se
habla de golpe de Estado; si ese golpe de Estado se hace en contra de una revolución, se
denomina contrarrevolución. Generalmente el grupo que toma el poder para llevar
adelante una revolución lo hace mediante la fuerza o la violencia; esto se debe a que no
tiene medios legales para hacerlo (por ejemplo, cuando no existe el sufragio popular, o
en caso que las leyes no los autoricen a presentar candidatos para ser elegidos por
haber desigualdades sociales o restricciones políticas).
No fue intención del Cabildo hacer una “revolución”, sino simplemente responder a
la situación de acefalía gubernativa (falta de jefe del gobierno). Pero ésa no era la
posición de los que habían estado en el partido carlotista (que querían una monarquía
constitucional con Carlota Joaquina), ni de algunos que habían participado con Álzaga
en su intento de formar una Junta en 1809 (entre ellos Mariano Moreno), ni de los que
se reunían secretamente en la jabonería de Vieytes o en el café de Marcos conspirando
contra el gobierno español, teniendo como guía algunas ideas de los pensadores
liberales del siglo XVIII, ya sean franceses, ingleses o de la ilustración española.
Saavedra, que era quien tenía contacto con el pueblo a través de su dirección de las
milicias, quería tener un gobierno propio pero no contaba con un programa de
gobierno; éste surgió de los vocales y secretarios de la Junta, cuyos nombres habían
sido propuestos –según comentarios de Pueyrredón– dentro del cuartel de Patricios.
La voluntad de ser un gobierno revolucionario se manifiesta cuando llega la noticia
desde España, según la cual se había formado en Cádiz un Consejo de Regencia que
reemplazaba a la disuelta Junta Central de Sevilla. En Montevideo, Lima, Córdoba,
Paraguay e incluso la Audiencia de Buenos Aires, se apresuraron a reconocerlo como
autoridad. La Junta de Buenos Aires lo desconoció, diciendo que América no había sido
consultada, y procedió a arrestar al ex virrey Cisneros y a los oidores de la Audiencia.
Y para lograr que la revolución triunfara, pese a las oposiciones que estaban
surgiendo en las mencionadas ciudades, organizaron un ejército regular y redactaron
un “Plan de las Operaciones que el gobierno provisional de las Provincias Unidas del
Río de la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra
libertad e independencia” (Mariano Moreno).
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