Los últimos caudillos


El Chacho Peñaloza



Los levantamientos federales
Uno de los objetivos de Mitre era extender las ideas liberales en el interior. Designó al general Paunero para dirigir y coordinar la acción militar sobre las provincias del Norte y Cuyo. En Córdoba se encontraron con un partido liberal dividido pero no tardaron en imponerse. Luego avanzaron sobre las demás provincias donde fueron cayendo los gobernadores federales.
En el Norte, el santiagueño Antonino Taboada, derrotó al gobernador tucumano Gutiérrez, que fue reemplazado por Del Campo. En Catamarca renunció el gobernador y La Rioja se pronunció por Mitre. Salta quedaba en manos de los federales pero la intervención del vicepresidente  Marcos Paz permitió un acuerdo entre ella, Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero. Cuando parecía que el proceso de reemplazo culminaba exitosamente, el general riojano Ángel Vicente Peñaloza, conocido como el Chacho, se rebeló contra el gobernador Villafañe en La Rioja.

La figura del Chacho era una de las más reconocidas entre los jefes federales. Cuando los gobiernos federales del interior fueron reemplazados en algunas provincias, el Chacho trató de revertir la situación interviniendo en defensa de los gobernadores reemplazados.
El general Paunero se fue convenciendo de que Peñaloza era el hombre que podía mantener el orden en la provincia y firmaron la Paz de la Banderita el 30 de mayo de 1862, por la cual el Chacho declaraba su sometimiento a las autoridades nacionales y se comprometía a pacificar su provincia.
Menos de un año después, en 1863, se produjo el segundo alzamiento de Peñaloza. El jefe riojano estaba convencido de que el gobierno nacional quería tiranizar y empobrecer a las provincias y volvió a sublevarse, invitando al general Urquiza a dirigir el movimiento. Pero el viejo jefe federal, retirado en su provincia, se mantuvo en silencio y Mitre se dispuso a realizar su denominada guerra de policía”. Esto implicaba un cambio notable en la forma de considerar los conflictos. Durante cuarenta años éstos se habían producido entre entidades iguales (las provincias). Eran Estados a los que se les reconocía cierta autonomía y capacidad para movilizar sus tropas frente a otras provincias, consideradas de igual status. La novedad residía en que ahora los enfrentamientos eran considerados entre partes desiguales. Eran levantamientos de subordinados ante la autoridad nacional.
Ante la nueva sublevación de Peñaloza, el general Paunero encabezó nuevamente las fuerzas que lo enfrentarían. Finalmente el Chacho fue derrotado, apresado y muerto a lanzazos por el coronel Irrazábal, pero su muerte en 1863 no aseguró la paz.
Cuando el gobierno nacional, con sus aliados del Uruguay y Brasil, enfrentó al Ejército paraguayo en la Guerra de la Triple Alianza, las levas a las que fue sometida la población provocaron resistencias entre los provincianos, que no querían marchar al campo de batalla.
En 1866 estalló una rebelión en Mendoza, que se extendió luego a otras provincias. Dirigían los levantamientos Juan de Dios Videla en Mendoza, Felipe Saá en San Luis y Felipe Varela, éste último llegó desde Chile para sumarse a la sublevación de las provincias de Cuyo contra los gobernadores liberales aliados del gobierno nacional. Varela también se opuso a la participación de nuestro país en la Guerra del Paraguay, porque entendía que con esa guerra se destruía la unión americana para beneficio de los intereses de Gran Bretaña. La lucha contra las cada vez más numerosas montoneras que se unían a Varela duró varios años. Después de sufrir derrotas frente a las tropas del gobierno central y de varios gobernadores, Varela salió del país y murió en el exilio en 4 de junio de 1870.

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